EL VALOR SOCIAL DEL D.R.O. (Director Responsable de Obra)
El gobierno es el mayor cliente contratador de obra, lo cual no significa que sea el mejor cliente, mucho menos que sus obras sean las de mejor calidad, y qué decir de sus proyectos ejecutivos; y de todo esto no hay a quien responsabilizar.
El calvario se evidencia desde la licitación, puesto que la mayoría de las veces la dependencia convocante no tiene ni la menor idea de lo que se va a licitar, no existe un proyecto ejecutivo: planos, especificaciones, generadores, catalogo de conceptos específico, análisis de precios unitarios, programa físico y financiero, etc., y por supuesto tampoco cuentan con la licencia de construcción respectiva. Lo anterior genera que las licitaciones sean discrecionales.
Durante la ejecución de la obra, se muestran tantas lagunas e inconsistencias en los planos, como en el catalogo contratado, que genera corrupción.
De todo esto el gran perdedor es el ciudadano, que tiene que resignarse a la medianía de las obras que le entrega pomposamente el directivo en turno; quedándole solo un sabor de desconfianza.
Pese a lo anterior, la ley, específicamente el reglamento de construcción y seguridad estructural para el estado de Oaxaca, contempla un valioso recurso, la figura del  D.R.O. (Director Responsable de Obra).
El D.R.O. no es exclusivo para la obra privada, también es obligatorio en la obra pública, sin embargo en esta ultima solo ha servido de mero trámite, y eso no por ignorancia, más bien por ganancia; y es menester aclarar que nada tiene que ver con el trabajo de supervisión que realiza la misma dependencia de sus obras, que dicho sea de paso, es realizada por personas que en su mayoría no cuentan con registro de D.R.O.
El D.R.O. en la obra pública, no debe ser solo el trámite que debe cumplir el contratista, tampoco debe estar sujetado a los requerimientos de la dependencia aunque sea esta la que le pague sus honorarios. El trabajo del D.R.O. trasciende más allá de la mera ejecución de la obra pública, se convierte en aval de calidad, en garante social, ya que se responsabiliza ante la sociedad de la correcta ejecución de la obra físicamente y conceptualmente. El D.R.O. es la máxima autoridad de la obra en construcción y también es el responsable directo de los errores que se cometan durante la ejecución.
Pese a lo anterior, la figura de D.R.O., se ha devaluado, tanto por el usuario, como por la autoridad, y peor aún, por los mismos arquitectos e ingenieros que abusando de esa categoría, se prestan a simulaciones, dejando de lado el verdadero sentido social de sus servicios.
¿Qué hacer? Considero que la revaloración de la figura del D.R.O. debe comenzar por los organismos colegiados, quienes deben ser un verdadero tamiz profesional, evitando la cantidad de miembros y privilegiando la calidad de sus miembros; y se debe seguir con la autoridad, que cumpla las leyes y reglamentos en la materia, vigilando que todo el personal técnico tenga la categoría de D.R.O.; y terminando con la sociedad civil, que tiene el derecho de exigir, pero también de cumplir.
Este tema es amplio y con muchas aristas, por lo que lo invito a reflexionar es esto y estar preparados a romper paradigmas y encauzarnos a un mejor futuro.
Saludos
Arq. Silver Stein Segura.